Nos besamos… ¡había química!

El beso y la química
Cuando besamos, el estímulo en los labios dispara multitud de reacciones bioquímicas en el cerebro que interpretamos como placer.
Un beso provoca estímulos nerviosos que rápidamente alcanzan el cerebro, que de forma inconsciente da lugar a una reacción en cadena de descargas hormonales, activando todo nuestro cuerpo, en especial el corazón y los pulmones (se acelera el ritmo cardio-respiratorio) y los órganos sexuales, preparándolos para «entrar en acción».
Ese roce de los labios, además de para provocar placer, pudo surgir como instrumento para seleccionar, mantener y estimular a la pareja, según estudios publicados en la revista Human Nature.

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