Llevamos una racha de fines de semana bastante ajetreados, en los que casi siempre tenemos algo interesante que contar.
Esta vez ha sido una reunión de médicos formadores del Método PronoKal, que organizada por un compañero de la tierra, nos ha traído a pasar dos jornadas inolvidables en tierras de Ribera del Duero, a caballo entre Valladolid y Burgos.
El motivo no era otro que juntarnos a disfrutar de la buena compañía, de los encantos de esta tierra, y cómo no, de sus asados y sus vinos archifamosos.
La cita ha tenido como base la histórica Tordesillas, donde los reyes de España y Portugal se repartieron el nuevo mundo con un célebre Tratado. Desde allí giramos visita a una típica bodega donde dimos cuenta del típico lechazo y degustamos los caldos jóvenes, maduros y viejos de la zona, poniendo sentidos y entendimiento al servicio del arte de la cata. Excepcional.
Por no hablar de la visita a Peñafiel y a su portentoso castillo medieval, reconvertido en sede del Museo Provincial del Vino: un exquisito recorrido visual, olfativo y poético por la historia y las peculiaridades del fruto más señero de esta tierra. Igualmente excepcional.

Para terminar con una velada de despedida, en la que degustamos un menú muy especial (17 platos y 7 postres, no para elegir, sino uno detrás de otro aunque eso sí, en pequeñas raciones), amenizado por orquesta de rock y exhibición de bailables a ritmo de salsa. Todavía más excepcional.

Y es que, como la excepción confirma la regla, por un día un grupo de médicos especializados en la dieta proteinada PronoKal, nos dimos el lujo de hacer un paréntesis en nuestra exigente y cotidiana cruzada contra la caloría, a favor de nuestros queridos pacientes.

Fue un fin de semana literalmente excepcional.