Hablemos de sexo, pero también hablemos de vivir plenamente todas las etapas de la vida.
A lo largo de la vida, la mujer comprueba cada día la importancia de su equilibrio hormonal para llevar una vida plena. Los estrógenos principalmente, pero también la testosterona y otras hormonas en menor medida, son los mensajeros químicos responsables del buen funcionamiento de cuestiones tan dispares como la calidad del sueño, la capacidad de concentración, el deseo sexual o la energía para el trabajo o el deporte.
Pero estas mismas hormonas también tienen efectos intensos sobre nuestros tejidos, la firmeza de la piel, la lubricación de las mucosas, de los ojos, de la vagina, la acumulación de grasa en el abdomen, la fortaleza de los huesos, el cabello… el momento en que empezamos a notar signos de envejecimiento está, en personas sanas, naturalmente ligado a una disminución progresiva de los niveles de hormonas sexuales. Es el inicio de la menopausia en la mujer, una cuestión de la que tradicionalmente se ha evitado hablar.
Puesto que es un proceso natural, no una enfermedad, se nos ha enseñado a resignarnos ante cosas como la fatiga crónica, la flacidez de la piel, los sofocos, las molestias genitales y la apatía sexual y aceptarlos cuando llegasen. Sin embargo, la mujer de hoy día es mucho más vital, quiere seguir disfrutando del deporte, tiene que trabajar a pleno rendimiento durante muchos años, no puede permitirse el lujo de sentirse mayor. No se resigna a perder parcelas muy valiosas de su vida sin plantear dura batalla.
Para recuperar el bienestar disponemos de dos armas:
La terapia hormonal bioidéntica que permite recuperar el equilibrio hormonal en plenitud. El tratamiento se realiza con la colocación de un implante subcutáneo de hormonas idénticas a las del paciente, con una dosis ajustada a sus necesidades concretas, a través de un estudio ginecológico y analítico específico. Las molestias son mínimas -una pequeña punción en la zona de la cadera que se cura en una semana- y la efectividad del tratamiento es casi inmediata, pudiendo repetirse cada seis meses.
Con el tratamiento hormonal los sofocos remiten, mejora la capacidad de concentración y los niveles de energía, mejoran los acúmulos grasos y la calidad de la piel y el pelo, el estado de ánimo y la líbido.
Nuestra segunda arma mejora in situ el malestar vaginal y rejuvenece los genitales a través de las propiedades emolientes y de aporte de volumen del ácido hialurónico específico para esta zona.
Consiste en inyectar un gel reticulado de ácido hialurónico en los labios mayores de la vulva o también en el vestíbulo de la vagina para que se recuperen los niveles de lubricación que protegen las mucosas. Los labios mayores recuperan su volumen original para seguir cumpliendo su misión protectora del área genital, minimizando el riesgo de infecciones, el picor y la falta de elasticidad propias de la edad, aunque también puede mejorar cicatrices de episiotomía excesivamente tirantes.
Hablamos, a fin de cuentas, de vivir plenamente como mujeres, con toda la ilusión, sin complejos y sin miedo a cumplir años.
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