
Terminó el curso y los chavales tienen todo el verano por delante. Con todo el tiempo del mundo para disfrutar sin la disciplina que impone el colegio, o la Universidad, y sin nada que pensar que no sea…pasarlo lo mejor posible.
Para estropear ese panorama estamos los padres, naturalmente.
Aprovechando que teníamos que ir a Madrid para llevar a nuestro hijo pequeño a tomar el autobús camino de su colonia de verano en La Manga del Mar Menor, estuvimos todos de fin de semana en «la capital», y aprovechamos para que nuestros retoños aprendieran algo antes de entregarse a sus largas y ociosas vacaciones.

De paseo llegamos hasta el Congreso de los Diputados, donde
su padre les explicó «algo» sobre aquella institución. Aprovechando la cercanía, visitamos en el Museo Thissen una exposición muy ligerita y veraniega sobre Pop Art, fácil de digerir par
a los chavales y muy impactante visualmente, para que aprendan a perderle el miedo a los Museos. Y para terminar, nos fuimos al teatro, a ver una obra también facilona: «La Cavernícola», llena de tópicos sobre la evolución del papel de la mujer en la sociedad, pero apta para mentes juveniles.
Creo que fue un fin de semana redondo: Como padres intentamos poner en sus cabecitas (o cabezotas) la semilla del conocimiento, del arte o de la cultura. Y ellos, como hijos, intentan pasarlo sin preocupaciones y sin hacernos mucho caso.

Al final se trata de que ambas partes negociemos puntos de acuerdo, siempre com muuuuucho cariño.